El verano polaco actualmente parece un verano real: hace mucho calor -húmedo- y sol. Se diferencia con el resto en que mientras hace ese calor y sol también te llueve: hay bastantes tormentas y el tiempo cambia muy rápido.
La verdad es que a mi no me gusta el calor excesivo, así que disfruto del frescor de la lluvia. Por las noches, suele refrescar así que perfecto (aunque hemos tenido semanas que no sabía si estaba en Polonia o en Madrid del calor que hacía y lo mal que dormía por ello)
Mientras que la comida típica polaca que te encontrabas en invierno era sopa y pierogis, ahora hemos pasado al helado/granizado y perrito caliente.
La gente aquí quiere aprovechar al máximo el sol por lo que suele tomarlo bastante (y sin protección) así que hay mucha gente color cangrejo y morena (parecen guiris, pero en su propio país). No hay mucha cultura de protección solar, aun menos que en España.
Con el inicio del buen tiempo, las calles empezaron a tener vida y ahora están en su máximo esplendor. Las terrazas están llenas y siempre hay cola en panaderías y puestos de helados. Por todas partes, hay puestos de fruta ya que es temporada de fresa y frutos del bosque.
Me ha sorprendido la cantidad de ofertas de trabajo que están saliendo en esta época (2-3 meses), especialmente para estudiantes.
Desgraciadamente, siento que no estoy pudiendo disfrutar del verano tanto como quisiera al estar la mayor parte del tiempo con el voluntariado (además, en verano es cuanto más trabajo tenemos, ya que hay muchos proyectos y actividades). También ha coincidido el inicio del verano con la reducción de restricciones, así que ahora sería un buen momento para conocer todo aquello que no he podido durante el año ( museos, restaurantes, tiendas...).
También con la llegada del buen tiempo, la plaga de hormigas que teníamos en casa desde el invierno solo hizo que empeorar (algo nada agradable). Esta semana van a fumigar todo nuestro edificio, esperemos que esta vez por fin funcione.
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